cuando las relaciones no son alienadas, el amor fluye como la sangre por las venas. hacer un taller, no voy a decir que es un gesto de amor, pero sà que es un ejercicio de intercambio, una especie de beso con lengua, o una transfusión sanguÃnea. y esta semana en chile ha sido en exclusiva semana de taller. básicamente porque le he destinado 8 horas de mi tiempo diario, y porque en varias oportunidades nos hemos quedado haciendo la sobremesa, en el bar del frente, en otro taller, en mi cabeza, en el computer, lo cual significó aumentar las horas en principio ya intensivas.
hacer un taller siempre es divertido. la ficción de que unx sabe algo más que el resto (ante la realidad de que cada unx sabe algo que el resto no sabe) es una performance que basta mantener sólo los primeros minutos. más tarde es cuando se comprueba si esos besos con lengua funcionan, cuando la empatÃa es buena, y la boca lúbrica.
en el último año me ha sucedido muchas veces que antes de empezar un taller no son los contenidos los que me preocupan, sino si tendré la energÃa, al menos el primer dÃa, para sobrellevar una serie de personas desconocidas compartiendo un espacio, un lenguaje, una tecnologÃa, y a veces (es lo bueno) mucha ideologÃa.
con klau nos planteamos este taller como una manera de colaborar con gente que podrÃa interesarnos. porque también un taller es como ver una pelÃcula o leer un libro: aunque unx pueda tener referencias no tiene idea de con qué puede encontrarse, y asà la pelÃcula mala es el riesgo que se corre, se corre el riesgo del aburrimiento, la rabia, una frustración leve o el placer incontrolable de correrse de alegrÃa.
como dice iván a propósito de este blog, aunque odio chile no paro de hablar de él. significa igual que no lo odio tanto o que en ese odio me encuentro a gusto. al final odiar al paÃs propio es odiarse un poco a unx mismx, y eso te hace libre, imperfecta e impúdica. chile no es mi dimensión desconocida, pero tampoco sé todas las hojas que aquà se mueven, de hecho, cada vez las percibo menos. y por eso el taller.
yo trabajo con tecnologÃa. yo no trabajo con tecnologÃa. yo sólo uso tecnologÃas precarias que se pueden fundir, o caer, o colgar en cualquier minuto. la tecnologÃa es para mà una circunstancia histórica, lo que me toca, mi medio de comunicación, mi máquina de escribir. no me gusta la jerarquÃa tecnológica, ni la brecha digital, e intento analizar crÃticamente las tecnologÃas de género. definitivamente no soy tecnócrata, y por eso puedo dedicar mi tiempo a hacer un taller de video con software libre.
klau es una compañera excelente. apasionada del código y la performance a veces pareciera tener lo que me falta y en un taller no importa si para eso estamos 2.
un alumnado diverso, bio-hombres interesados, gente de distintos colectivo. finalmente todo funcionó, y nadie de lxs que fueron se quedó desocupado el dÃa de la emisión final. mientras avanzaban los dÃas se me hacÃa cada vez más claro que lo importante no era tanto hacer andar todos los programas, sino hacer andar la compenetración grupal, los ritmos colectivos, el respecto por las funciones diversificadas y orgánicas.
la cuds
la cuds ha sido nuestro nido de contención. adorables seres habitantes de la calle, hermosos espÃritus rebeldes luchando contra la heteronormatividad (aunque promuevan inconscientemente la etarionormatividad, igual que yo…), desde lo que cada vez que crezco se acerca más a la infancia. niñxs poetas, niñxs músicxs, talentos esparcidos por los campus universitarios, terroristas de la parodia, inteligencias sublimes y lúdicas, academicistas reflexivxs, artistas colectivistas, activistas por instinto y sin pensarlo mucho, disidentes por vocación ¡qué más se puede pedir de las nuevas generaciones!
yo que soy muy romántica me he sentido haciendo el amor un poco. yo que soy una puta romántica, y que creo en el software libre y en la destrucción de todo lo impuesto, me he sentido muy a gusto escuchando versiones abiertas de lo que se puede hacer, de cómo aprovechar la alegrÃa de un espacio precario, de cómo habitar los cables del tendido eléctrico sin miedo a caer electrocutadxs porque no hay caÃda cuando no hay altura. yo que soy una perra romántica me retuerzo con el amor de otros, con los relatos emotivos, con las historias sinceras y apasionadas de las juventudes, y ladro y babeo, y termino gimiendo de gusto acurrucada a los pies de la mesa de un bar. yo que en lo más profundo y oscuro de mà me sigo excitando con la teorÃa, y me sigo emocionando con quienes habitan la calle con más confianza que la propia casa (que el propio cuerpo), estuve muy contenta de conocer a la cuds.
el stream
aunque sea tangencialmente me he referido al streaming en este blog. esta semana «laboral» terminó con un stream de 3 horas en las dependencias de artek. el stream me sigue produciendo las mismas sensaciones del primer dÃa, sentir que tengo un megáfono global para gritar lo que se me dé la gana, y cuando quiera, saber que tengo un canal de televisión en mi mochila, que además todo es libre y con herramientas que han hecho otrxs por el desarrollo planetario (gracias lluis).
el streaming es de las drogas más baratas que he probado. me sube a una montaña rusa energética, funciona más cuando hay más conexiones. luego el bajón es leve y sólo da sueño y satisfacción, como haber corrido 100.000 millas o haberse corrido 10 veces.
el streaming, tal como lo indicó el contexto en el que apareció en mi vida, es una conjunción de ética y estética, escenifica la precariedad de mi vida al mismo tiempo que su potencia. me hace feliz de forma onanista al mismo tiempo que me permite la interacción amplia en mil versiones.
ahora entiendo por qué la valentina decidió casarse con él.
la poesÃa
después de la emisión final nos fuimos a ruda, una lectura poética de rebeldÃa femenina en el centro cultural manuel rojas. llegamos a ver sólo a las tres últimas, mujeres jovencitas, algunas adolescentes, del colegio al recital, con sus impresos doblados, sus converse gastadas. en chile la poesÃa sale de debajo de las piedras, tanto asà que jorge repite y sostiene que es la forma de hacer filosofÃa (que no sale ni de las grandes academias).
al terminar ofrecieron el micrófono, y ahà salté yo con mi cuadernito maltrecho y dejé fluir por las ondas amplificadas algunas de mis palabras de amor. aclaré la temática a la que se referÃan mis escritos, no sin cierta resistencia por parte de las organizadoras. el amor es la emoción prohibida, más aún si se trata de ámbitos intelectuales. pero nada, yo haciéndome fuerte, resistà a la resistencia y grité bien fuerte los designios de mi corazón.
aquà abajo un beso estrimeado, performando todo el facherÃo de la cecilia morel.