ayer pachi y yo fuimos a ver la expo de ocaña. al salir nos sentamos en una sillas de madera de esas duras que pone el ayuntamiento en los eventos públicos. el frÃo se cuela por el culo, especialmente cuando el ayuntamiento no ha pagado la calefacción municipal que corresponde a la primavera.
estábamos esperando el concierto de don simón y telefunken, y para mi sorpresa, también el de ajo, una micropoetisa que al parecer es bastante conocida y a quien mi ignorancia tenÃa en el cajón de lo oculto. la ajo decÃa cosas como: «otra vez no tengo apetito, es una pena que no se puedan fumar ni las lentejas ni los bocadillos», «no es casualidad que todos los yogures de fresa caduquen el dÃa de mi cumpleaños», «en la actualidad vendo agendas pequeñas para gente de pocos amigos. y trabajo no me falta… y total, que siempre he sido una máquina de ganar poco dinero». el acento castizo y la voz melosa quedaban tan bien con sus textos pronunciados lentamente, como escupiendo huesos de cerezas, o promocionando ron, tanto asà que borraba la cita al preguntar ¿qué pasarÃa si corazón no fuese más que el aumentativo de la palabra coraza?.
hoy ha ganado el barça (o algún otro equipo de fútbol, no me entero) y las bocinas alegres e histéricas suenan desde la calle. incluso sobre estas bocinas la voz de ajo leyendo sus micropoemas quedarÃa bien, algo como gotan project haciendo fusión hispano-catalana.
pero antes de que comenzara toda esta revelación del micro romanticismo más exagerado de ajo, estábamos sentadas esperando, en el patio de la virreina. a mà el resfrÃo se me aceleró en ese momento, aunque mi enfermedad venÃa de mucho antes. previa incluso a la revelación ocaña que fue la expo, donde dos impresiones se superponen a todas las demás:
1) ver lo diferente que estaba la ciudad a nivel represivo (algo que ya habÃa dicho el miquel misse con toda su inteligencia una semana antes, en el mismo lugar). esta ciudad que conocà llena de guiris (tuve que aprender esta palabra nada más llegar, aunque para mà sigan siendo todxs gringxs), y con unas normas cÃvicas (también he aprendido a repetir esto como eufemismo esdrújulo para la palabra aguda que es represión) tan absurdas que realmente logran borrar de alguna forma todos los indicios de lo que alguna vez fue barcelona. hoy esta ciudad es un puto escaparate, y al final resulta bien incómodo ser confundida constantemente con un maniquÃ. por eso buscamos atajos laterales en la bici, para no chocar con tanto gringo tonto que se pasea mirando las nubes, y por eso a veces imaginamos hacer okupaciones masivas de las ramblas que nunca terminamos de hacer porque siempre hay algo más urgente…
2) ocaña, la beata exquisita, la virgen charnega, la que si no hubiese nacido sevillana hubiese sido chola, porque no hay desperdicio en tener el culo negro y los ojos bien abiertos, chillar por las calles la verdad del goce, sencillamente.
tengo que ver el documental, aun hay muchas cosas que no he ganado…
el asunto es que todas esas fotos y videos y canciones de la ocaña me hicieron envidiar su desparpajo para ser/performarse mujer. más sentido me hizo el devenir perra al darme cuenta que yo he negado una mujeridad total, cuando en ocaña al menos, esta mujeridad excesiva se volvÃa paródica con tanta facilidad.
claro, es mucho más fácil parodiar la feminidad siendo marica que siendo bio-mujer. pero ¿por qué no intentarlo?.
sentada sobre esas duras sillas del ayuntamiento en el patio de la virreina (el espacio que nos tenÃan reservadas a nosotras, las maniquÃes disidentes, inmigrantes y precarias) veÃa yo sobre un escenario vacÃo (que tenÃa escrito la palabra «love») toda mi propia resistencia a la exacerbación de la feminidad, empujada por un guión feminista, orquestada por una moral de izquierda, sazonada con un poco de estética okupa, o punk, o indeleblemente ideologizada, a la rancia. allÃ, ante todxs nosotrxs, mi resistencia a parodiar por exceso, a reventar por sumatoria.
si bien es cierto que el último año he comenzado a usar uñas rojas, sólo lo he hecho en una mano. si a veces me calzo una minifalda bestial, debo contrarrestarla con unas zapatillas de fútbol, o una camiseta intervenida, una corbata, un puro. debo poner un cartel, por mÃnimo que sea, que diga: oiga, no se entusiasme, que aquà no todo es perfectamente mujer.
tanto nos habÃa ayudado el feminismo que se llevó la confianza que me podrÃa tener para pensar que por más que yo, la mona, me vista de seda, mona quedo. (mona, como una mona de zoológico). porque quién podrÃa pensar que una persona como yo, aunque me pusiera mis mejores galas y más, no llegarÃa jamás a ser una mujer de papel couché sino apenas una mala copia, una imitación barata y marginal, un recuadro obsceno lleno de cuchillos y martillos en la página de vida social.
poca confianza me he tenido, eso le decÃa a pachi, o algo asÃ, divagando en penumbras, esperando el concierto gratuito en esta primavera defectuosa que el ayuntamiento nos ofrecÃa por falta de pago. esperando a la ajo, que ni tan mina pero tan romántica, me dio clases para parodiarme el corazón.
dejo unas fotos de mi acción más ocañera: miss espanya, frente al centro de internamiento de inmigrantes de la rambla de guipúzcoa, el año 2007.
aquà se puede apreciar claramente lo que sucede cuando, poniendo todos mis esfuerzos en ello, intento representar a la mujer más bella de la madre patria.