me encanta como las mexicanas dicen “qué rico†o sólo “rico†cuando se refieren a algo efectivamente rico, pero que nosotras llamarÃamos “interesanteâ€, “divertidoâ€, “especialâ€. las cosas ricas no son necesariamente especiales, lo especial es especial porque sólo sucede a veces. lo rico sucede siempre, depende de cómo se lo mire, de cómo se saboree.
creo que anoche me maltrataste. cómo explicar que lo hiciste, cómo decÃrtelo, no tengo claro cómo se dio. en un momento me dijiste “por qué me haces esto†y yo no sabÃa a qué coño te referÃas, más bien pensaba que tú me estabas haciendo algo, o nada. en realidad no me estabas haciendo nada y eso era parte del maltrato, la ignorancia. luego en repetidas ocasiones aseveraste que “el†tema era una puta mierda, y era precisamente cuando te estaba defendiendo sin decir tu nombre, desmantelando a través de ideas de “el†tema algo que claramente te perjudicaba.
ayer volvà a creer en la poesÃa. fue una persona la que me restauró ese canal adolorido por mi vida europea. en europa a todo lo espiritual lo llaman “religiónâ€, a todo lo sentido lo llaman “barroco†o “exótico†o “latinoâ€. la poesÃa queda asfixiada por una retórica como la que se está dando en estas letras, demasiado normal, demasiado concreta, demasiado humana. sentà que la poesÃa era una columna vertebral paralela a las otras que tengo que resurgÃa de un espacio de invisibilidad y escarnio personal e Ãntimo. luego estábamos en el lavabo y ella me explicó que no era necesario que estuviese viviendo la emoción del primer momento siempre. me dijo algo como “hay emoción en el redescubrimiento de cosasâ€, y yo pensé en la poesÃa, y se lo dije, pero luego cambiamos de tema, hablamos de rabia y ella me dijo que cuando estuviese menos cansada lo volverÃamos a comentar. aún creo que “cansada†fue un eufemismo para no decir drogada que, aunque lo estuviera, a mà me parecÃa que la droga era mala y no habÃa hecho ningún efecto. quizás me equivoqué. yo sólo sentÃa calor.
a las mexicanas no las volvà a encontrar durante la noche. al final regresé a casa bastante tarde y habÃan muchos subnormales por la calle soltando, a volúmenes desorbitados, expresiones de euforia descontrolada. a veces odio a la humanidad. a los animales no los odio, simplemente me dan lo mismo. paso de comérmelos. paso de acariciarlos. prefiero tocar humanos aunque a veces les odie y aunque a veces sienta que me maltratan. es tan fácil escribir como un humano joven europeo de clase media.
a propósito de humanos. nunca dejan de sorprenderme. a veces me doy cuenta de lo que hacen y digo “joder, vaya frikadaâ€, aún no me explico del todo cómo es posible haber llegado a diseñar esas dinámicas de la diversión tan extrañas. como estar de pie en un espacio muy sucio, con mucho ruido, intentando mover el cuerpo de manera rÃtmica, pero sin poder realmente hacerlo, y seguir interpretando aquello como “diversiónâ€. es muy extraño pensar cómo surge la idea de una, por ejemplo, camisa. algo con muchos agujeros y botones y que a pesar de ser supuestamente funcional se carga de caracterÃsticas como “bellezaâ€. no deja de sorprenderme el vestuario, esa manera de adaptarse a todas las protuberancias de un cuerpo, y claro, como se producen en serie, industrialmente, no toleran las diferencias entre cuerpos. total, que deberÃa comenzar a observar otras cosas. eso sà que he estado pensando, deberÃa leer menos y observar más. aunque tampoco es que lea tanto. deberÃa leer de otra forma, quizás más materialista. creo que una joven china le acaba de demostrar al mundo que se puede vivir sin cerebelo.